jueves, 23 de julio de 2015

LÍMITE DE LA MARAVILLA

Un pétalo, una aldaba, un incensario, 
y la luz de tu otra colina vuelve; 
no ha de gemir el olmo en ese instante, 
ni se pervertirá la simpatía. 
Una canción, la piel, una fogata, 
y la luna tendrá su compañero; 
no será tarde, no será prohibido 
el nuevo nacimiento de tus ojos. 
(Pero al presente tu mirada muere 
en lazos apagados, y tu mano 
sigue la curva de los doloridos; 
pero al presente tu silencio cruza 
riberas de estupor y menosprecio 
por la sonora gema de la risa.) 

18 de febrero de 1997

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